Cuentan los que lo vieron y vivieron que hace mucho mucho tiempo, en una tierra gris allá en lo alto de una colina, vivía un viejo reloj que, a pesar de los segundos, minutos, horas, días, meses y años que había contado durante su larga vida, seguía funcionando a la perfección. Sustituido hacía años, en lo más profundo de un baúl se encontraba. Paralizado ansiaba, en lo más profundo de sus engranajes, volver a ser útil para alguien.
Hora cero, hacía tiempo que no escuchaba sus propios latidos, esos matices de hierro y engranajes que apenas recordaba. Nunca pensó que haría algo así en su vida, la cámara lo llevó hasta el bodegón.
Chari.
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